Los números rojos del Oro Negro: tres miradas expertas

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Una particular noticia hizo eco a finales de abril, dejando extrañados tanto a los economistas como a cientos de portales y medios de comunicación que intentaron “simplificar” las complejas explicaciones sobre su causa. ¿La novedad? El coronavirus había vencido incluso hasta lo que parecía inquebrantable: el precio del oro negro.

El índice del petróleo WTI de Texas, en Estados Unidos, cerró en -US$37,63 en los contratos a mayo, luego de un período de extrema volatilidad que llevó las cotizaciones a precio negativo por primera vez en la historia de los contratos a futuro. Así, el mercado petrolero, que por siglos había sido sinónimo de grito y plata, tuvo un importante giro en el contexto actual de la pandemia.


VALOR NEGATIVO

Ronald Fischer, Investigador de Instituto Milenio MIPP y Académico de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, experto en economía internacional, realiza una aclaración respecto a este tema. El precio negativo no corresponde al valor del petróleo en el mercado mundial, sino que al precio de los contratos de futuros para entrega en Texas, los cuales vencían en el mes de mayo. Estos “contratos de futuro” son aquellos que tienen fecha de liquidación posterior a la realización de la transacción y negocian con la expectativa futura de los productores o especuladores.

En esta ocasión, y según explica Fischer, la caída del precio de los contratos tiene que ver con la poca capacidad de almacenaje que tiene esa zona estadounidense, quedando un excedente que no tiene mercado debido a la caída en la demanda del petróleo. “Como hay que llevárselo y almacenarlo, los dueños de los futuros los venden a un precio negativo que refleja los costos de deshacerse de ese petróleo, como conseguir capacidad de transporte, enviarlo a alguna parte, almacenarlo como sea, entre otras”, afirma.


EFECTOS MUNDIALES

Así como un virus es capaz de expandirse por todo el mundo en unas cuantas semanas, la capacidad de las economías de verse influenciada por factores externos, es aún más rápida. Benjamín Villena, también Investigador MIPP y Académico de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad Diego Portales, indica que el abrupto desplome en la demanda por petróleo se vio influida además por la reducción generalizada de muchas actividades productivas en todo el mundo, debido a las medidas de distanciamiento social y cuarentenas que tomaron los Gobiernos.

“La caída del precio del petróleo generará un descenso en los costos de producción en muchos procesos productivos, especialmente en transporte y energía. Por sí sola, esta reducción de costos posiblemente no sea suficiente como para generar un fenómeno de deflacionario generalizado en la economía”, agrega Villena. Además, afirma que la caída de la demanda en muchos sectores económicos, empujará a los productores para reducir precios de un modo significativo, de forma que se reduzcan sus inventarios y así obtener liquidez para pagar deudas financieras y otras obligaciones.

En esta misma línea, Matteo Triossi, Investigador de Instituto Milenio MIPP y Académico de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, quien como Villena estudia temas relacionados a la economía política, comenta que esos movimientos financieros tendrán consecuencias importantes en los ingresos fiscales futuros de los países productores del combustible: “se arriesga una tempestad de proporciones en el mercado financiero por la posible quiebra de empresas petroleras, en particular de shale oil. Muchas de estas no son rentables con un precio por barril por debajo de los 40-50 US$, y están expuestas fuertemente hacia bancos, por lo tanto, las quiebras suponen un peligro por la sostenibilidad del sistema financiero”.


CUÁNTO AFECTA A CHILE

Como Chile está inserto en un mundo globalizado, es necesario preguntarnos en qué medida este periodo a la baja de los contratos de futuro tiene efectos en la economía nacional. Al respecto, Triossi es optimista puesto que Chile es un importador neto de petróleo, lo que debiera favorecer al país con una baja del costo de combustibles y de la energía. “Puede constituir como un alivio para los consumidores cuando esta caída se refleje de manera importante en una baja del costo de los combustibles y del transporte”, indica el Investigador.

Ronald Fischer concuerda con el análisis de Matteo Triossi, argumentando que en el corto y mediano plazo, esta situación es “un insumo importante en nuestros procesos productivos, y de consumo, como automóviles, calefacción, entre otras. Como lo importamos, gastaremos menos en traer petróleo, y contaremos con recursos que se pueden destinar a otros usos”.

Por otra parte, Benjamín Villena prefiere ser cauteloso con los números del oro negro y su incidencia en el país, considerando la disminución de la demanda mundial por bienes y servicios. Para él, es difícil pensar que lo ocurrido sea una noticia beneficiosa para Chile, ya que la baja en los contratos de futuro sería un síntoma de la magnitud de una crisis mundial. “Los mismos eventos desatados por la pandemia que están generando la caída abrupta de precios del petróleo, pueden también generar la caída de precios de bienes de exportación importantes para Chile, como el cobre”, concluye.