Factores del triunfo de Piñera: Frente Amplio y Bachelet

Dic 27, 2018 | Sistemas electorales

Columna escrita por Sofía Herrera, estudiante de Ingeniería Civil Industrial-U. de Chile, con la colaboración de Benjamín Villena, académico de Ingeniería Industrial-U. de Chile

¿Cómo triunfó Piñera la segunda vuelta presidencial por un margen tan amplio? A un año de esta elección, nos propusimos entender este resultado con mayor profundidad. Para ello, estudiamos estadísticamente la transferencia de votos que se produjo entre los candidatos de la primera a la segunda vuelta a nivel de mesas. Además, intentamos establecer cómo se transfirieron los sufragios de la votación de 2013 a la segunda vuelta de 2017. Los resultados son un tanto sorprendentes.

En la primera vuelta, el Frente Amplio irrumpió en la política chilena, logrando la tercera mayoría con Beatriz Sánchez. Sus 1.336.622 votos, junto con los 1.496.560 de Alejandro Guiller, eran suficientes para superar los potenciales votos para Sebastián Piñera en segunda vuelta. En teoría. Por ello, el apoyo público de la candidata del Frente Amplio a Guiller generaba un escenario favorable para la izquierda chilena. Pero luego del holgado triunfo de Piñera surgió una gran duda: ¿Qué sucedió con los votos de Sánchez? La evidencia muestra que un 30% de los votos de Sánchez fueron nulos, blancos o abstención en la segunda vuelta; un 63.6% fueron para Guiller y un 6.4% fueron para Piñera. El fenómeno de votos teóricamente de centro-izquierda transferidos a la derecha se repite para Carolina Goic y Marco Enríquez-Ominami, donde un 24.7% y 32.7% de sus votos de primera vuelta se convirtieron en apoyo a Piñera, respectivamente.

Por otro lado, la fidelización de los votantes de derecha para las elecciones 2017 fue alta. Esencialmente todos los sufragios por Kast y Piñera en primera vuelta se transformaron en votos por Piñera en segunda vuelta. Esta disciplina de los votantes de derecha, junto con los votos transferidos desde la centro-izquierda y la alta abstención de los numerosos votantes de Sánchez, lograron llevar a Piñera a la presidencia.

Por otro lado, usualmente se postula que la política chilena tiene “tres tercios”, un paisaje ideológico aparentemente inmutable. ¿Cómo es posible que, a sólo cuatro años del arrasador triunfo de Bachelet con el 62.17% de preferencias en segunda vuelta, gane un candidato de signo contrario?

En el 2013 el escenario político mostraba a una centro-izquierda más consolidada, donde una mayoría de los votos de primera vuelta obtenidos por algunas candidaturas de menor apoyo, como las de Miranda, Jocelyn-Holt e Israel, se sumaron a Bachelet en más de un 50%. Por otro lado, la mayoría de los votantes de Parisi, Enríquez-Ominami, Sfeir y Claude optaron por abstenerse, favoreciendo indirectamente la opción de Bachelet. Si aplicamos nuestro método para medir la transferencia de votos de la primera vuelta del 2013 a la segunda del 2017, encontraremos sorpresas. Nuestro análisis muestra que un 21% de los votos de Bachelet en primera vuelta de 2013 fueron transferidos a Piñera en la segunda vuelta de 2017. Otras candidaturas del 2013 traspasan la mayoría de sus votos a Piñera 2017 en segunda vuelta: Parisi (75%), Sfeir (50%) y casi la totalidad de los votos de Matthei, Israel y Jocelyn-Holt. Dado el gran caudal de votos de Bachelet, la desilusión de un quinto de sus votantes influyó decisivamente en la elección de Piñera. La incapacidad de la centro-izquierda para retener un importante porcentaje de los votantes de Bachelet en 2013, es la principal razón del triunfo de la derecha en 2017. Esto demuestra que existe una importante votación no ideológica en Chile, capaz de definir elecciones.

La evidencia obtenida sugiere que los votantes son capaces de cambiar fuertemente de opinión de una elección a otra y de abstenerse cuando enfrentan un escenario de “elegir el mal menor”.


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